Los probióticos son microorganismos vivos que, cuando se ingieren en las cantidades adecuadas, pueden aportar beneficios para la salud.
Son bacterias intestinales que nos permiten estimular los jugos digestivos y las enzimas naturales para conseguir una correcta digestión.
Estos microorganismos ejercen al mismo tiempo de mecanismo inmunitario en la mucosa intestinal. Lo que hacen es impedir que los microorganismos patógenos y dañinos crezcan y se desarrollen.
-El kéfir es leche de vaca o de cabra fermentada. Tiene un sabor ácido y sienta muy bien gracias a su proceso de fermentación, ahí donde se reduce al máximo la presencia del azúcar original de la leche.
-El chucrut, verduras fermentadas, que mejora la flora intestinal, reestablece el pH del intestino delgado, cuida de nuestra digestión y nos permite absorber mejor los nutrientes.
–Levadura de cerveza, es una fuente de energía. Es rica en vitamina B y en ácidos grasos insaturados.
Los prebióticos son compuestos que el organismo no puede digerir, pero que tienen un efecto fisiológico en el intestino al estimular, de manera selectiva, el crecimiento y la actividad de las bacterias beneficiosas (bifidobacterias y lactobacilos).
Se trata de un tipo de hidratos de carbono presentes en algunos alimentos que son fermentados en el tracto gastrointestinal y utilizados como “alimento” por determinadas bacterias intestinales beneficiosas.
–Las alcachofas son uno de los alimentos prebióticos más adecuados. Contienen entre un 3% y un 2o% de inulina, uno de los prebióticos más frecuentes.
–Miel, es antioxidante aunque es altamente calórica (cerca de 3,4 kcal/g), por lo que es útil como fuente de energía rápida.